Luego de casi dos meses de toma, la Universidad de San Carlos de Guatemala se encamina a un proceso de replanteamiento en su situación general. Se ha abierto ahora un espacio inédito, desconocido durante décadas en el Alma Mater: se habla de un próximo Congreso de Reforma Universitaria.
Después de casi dos meses de haberse mantenido cerrada la universidad, ahora que se retomaron las actividades y se habla de un próximo proceso de Reforma Universitaria, ¿cómo evalúan ustedes lo actuado y qué perspectivas de futuro ven?
Respuesta: Ahora, ya más tranquilos y tratando de evaluar todo lo que sucedió, podemos decir que con la toma de la universidad, hasta el momento en que la llevamos adelante, eso era todo lo que podíamos hacer. Lo que logramos era todo lo que se podía, dadas las condiciones en que nos desenvolvíamos. Debe quedar claro que la toma de la universidad no era un fin en sí mismo sino un medio para lograr abrir un escenario nuevo. Y eso se logró. Creemos que nuestra lucha sirvió para abrir una nueva situación con la que seguir la lucha dentro de la universidad; para eso sirvió la toma.
Algunos sectores desde la izquierda llegaron a decir que los acuerdos que dieron fin a la toma fueron demasiado “suaves”, que no se rescató el espíritu que impulsó los dos meses de lucha. ¿A qué atribuyen ustedes que hayan salido como salieron esos acuerdos? Hubo quien dijo, mal informado quizá, o malintencionadamente, que EPA “se vendió”, que se quebró al final. ¿Qué dirían de eso?
Respuesta: La universidad de San Carlos hace tiempo que viene decayendo, y se llegó a un momento de crisis generalizada, fundamentalmente porque se abandonó su verdadero proyecto académico y todo quedó en manos de manejos corruptos y mafiosos. Ante esa crisis fenomenal surge EPA, y aparece nuestra movilización. Si desde algunos de esos sectores de una izquierda más tradicional se esperaba que toda la universidad nuevamente se movilizara y se pusiera en pie de lucha como sucedió años atrás, pues las cosas ahora son distintas: el contexto nacional e internacional es otro, los estudiantes son otros. Todos esos son elementos que jugaban en contra de lo que EPA podía conseguir con la toma. Por eso creemos que lo que se consiguió es mucho, es un gran producto. Muchos compañeros, por las terribles presiones que atravesábamos, salieron golpeados. Ante los años y años de silencio y desmovilización que ha sufrido todo el movimiento estudiantil, y la sociedad en su conjunto, nuestra lucha al menos volvió a poner en agenda estos problemas.
¿Y cómo ven ustedes las posibilidades reales de cambio en una universidad hoy por hoy tan derechizada, tan ganada por los discursos y las prácticas neoliberales, una universidad con tan altos niveles de corrupción como los que pareciera que existen? ¿Qué y cómo será posible cambiar algo de todo eso?
Respuesta: Ante todo, creemos que es necesario un cambio, por eso nos lo estamos planteando. Pero sabemos que mover algo dentro de una estructura tan complicada, donde hay mafias con enormes cuotas de poder, eso va a ser difícil. Por eso, siendo realistas, más allá de lo que se pueda lograr cambiar de verdad, sabemos que estamos aún muy lejos de la universidad que queremos. Estos grupos conservadores con sus prácticas corruptas que están tan metidos en la estructura de la universidad seguramente no se van a ir; no creo que los podamos quitar así tan fácilmente. Para cambiar esos grupos de poder, que no están sólo en la San Carlos, tenemos que plantearnos cambios mucho más generales, mucho más profundos. Y sabemos que cambiar cosas profundas en nuestro país es tremendamente difícil, porque esos grupos de poder, ante cualquier pequeña transformación, reaccionan siempre en forma violenta. Por eso ahora nos planteamos algunos pequeños cambios en la universidad, porque sabemos hasta dónde podemos avanzar en estos momentos.
A propósito: a la vuelta de ustedes como estudiantes a sus respectivas clases, ¿tuvieron problemas, sufrieron algún tipo de ataque, de represalias?
Respuesta: Personalmente, nosotros no. Pero sí hemos sabidos de algunos compañeros en Ciencias Económicas, en Derecho, que han tenido algunos problemas. Con las autoridades universitarias mantenemos ahora algunos roces, hay cierta tensión. Pero lo que sí hay que mencionar es que no todas las unidades académicas respetaron los tiempos pactados en los acuerdos, y por lo tanto en muchos casos estuvieron tomando medidas que iban en contra de todos los estudiantes, no sólo los de EPA.